Los no lanzadores
By Aitor Coterón

Charles Ritz definió hace tiempo tres tipos básicos de mosqueros: lanzadores conscientes, no conscientes y no interesados. De seguir vivo, el señor Ritz podría comprobar por sí mismo que se le pasó por alto otro tipo: aquellos que no sólo afirman que perfeccionar el lance es inútil, sino que, además, dedican sus esfuerzos a descalificar e insultar a aquellos otros que cree y practica justo lo contrario. El número de estos individuos es verdaderamente pequeño -tan pequeño como el número de pescadores realmente interesados en el lanzado- pero últimamente no cejan en su intento de destruir aquello que desprecian en la misma medida que ignoran. Sus argumentos son, básicamente dos:

  • Primero, que una buena técnica de lanzado, incluyendo un buen repertorio de lances de presentación, no sólo es completamente inútil en lo que toca a efectividad en la pesca, sino que los mejores lanzadores son, sin excepción, malos pescadores - tranquilo Paul, que no se lo voy a contar a nadie :-)

    Hace más de 30 años, en España no había más que un puñado de pescadores a mosca con sedal pesado. Entonces, la pesca a mosca era sinónimo de ahogadas de León y buldó. Y ésa fue la forma de pescar que mi abuelo y su compañero de fatigas me enseñaron. Sin embargo, yo sabía que había otra técnica; no recuerdo cuándo o dónde la descubrí, probablemente en un viejo ejemplar de “Field & Stream” que inexplicablemente (puesto que mi padre no era pescador) encontré en la biblioteca de mi padre. Esa técnica me fascinó, así que me pasaba el día hablando de ella con mi abuelo. Entonces descubrí que él tenía por ahí una caña de mosca de fibra de vidrio y un carrete (supongo que un regalo), así que yo estaba encantado de estar a punto de descubrir un nuevo mundo. Pero resultó que ese descubrimiento habría de esperar todavía unos años más: mi abuelo hizo lo posible para disuadirme de ponerme a aprender la “nueva” técnica, y su desánimo y la falta de información acabó frustrando mis esperanzas.

    “La pesca a mosca está bien en América pero no sirve para nuestros ríos”, ésa era la versión de mi abuelo del moderno lema “el lanzado no es necesario”. Que el tradicionalismo rechace toda idea nueva no es extraño aunque, por supuesto, ello no es óbice para que la evidencia muestre que la pesca a mosca es tan universalmente efectiva como el lanzado es uno (no el único) de sus pilares.

  • En segundo lugar, la cruzada antilanzado repite (como prueba incontrovertible de su primer argumento y asumiendo que aquellos que ganan campeonatos son los mejores pescadores) que a los pescadores de competición no les importa un carajo el lanzado. No es sorprendente que cuando se pesca con ninfa a la polaca la técnica de lanzado no tiene importancia -incluso el equipo de mosca es un obstáculo: hay otros equipos más adecuados para pescar con mayor efectividad con una ninfa colgando de la puntera de la caña- pero cuando se emplean otras técnicas el lanzado es esencial. Los competidores que no confían exclusivamente en la pesca a la polaca son conscientes del hecho de que la presentación y una buena técnica de lanzado están íntimamente relacionados y que, cuando se pesca en lago desde la orilla, la capacidad de lanzar lejos puede ser un factor determinante.

    La semana pasada un competidor español, Jonathan Torralbo, consiguió el segundo puesto en el Campeonato del Mundo de Pesca a Mosca celebrado en Portugal (enhorabuena y aupa Euskadi). Jonathan es un buen lanzador de distancia ansioso de mejorar, así que recientemente ha estado perfeccionando su técnica con Alejandro, el maestro del lanzado de distancia.

    Así que ¿seguro que a los competidores no les importa un carajo el lanzado? Me da que algunos se empeñan en ser más papistas que el Papa.
Por supuesto, todo el mundo es libre de defender sus argumentos contra la práctica del lance, pero nadie tiene derecho a defender sus posturas calumniando y tergiversando los argumentos de su adversario. Esa actitud se escapa del ámbito de la pesca metiéndose en el campo de la psicología.