Ocurre mucho en golf. Uno ejecuta casi unos perfectos swings hasta que se pone la pelota delante y tiene que pegarla. Si siguiéramos haciendo exactamente lo mismo que hasta entonces, la pelota saldría disparada en línea recta y llegaría hasta donde tiene que llegar sin ningún problema. Pero al ver la pelota delante de nosotros algo ocurre en nuestro interior que nos conduce a pifiarla de mala manera. Algo inexplicable, mágico y muy fastidioso. En lanzado eso se llama: Síndrome del último lance, también conocido como Lastcastitis (del inglés).
Este es un juego que necesita compañero/a. Lo bueno es que nuestro/a ayudante no tiene por que ser lanzador/a, tan solo saber qué tiene que hacer.
Objetivo del juego
Reconocer e intentar corregir el defecto de alterar nuestra técnica desestabilizando el sistema y normalmente añadiendo más fuerza y/o bajando demasiado la caña en el último lance antes de posar la línea.
Equipo necesario
Un compañero/a que sepa exactamente qué tiene que hacer y en qué momento exacto.
Procedimiento
Con diversas longitudes de metros de línea en el aire vamos realizando falsos lances. Nuestro/a compañero/a tiene que gritar: ¡AHORA! para que nosotros posemos la línea justo en ese momento.
El momento del grito es la clave de este ejercicio: justo antes de la parada frontal. Nos tiene que dar algo tiempo para saber que debemos posar la línea pero no tanto como para alterar nuestra técnica en ese último lance.
Unas veces gritará tras realizar solamente un par de lances falsos, otras esperará más pero siempre deberá ser de manera inesperada.
Complicando las cosas
Posaremos la línea hacia atrás siguiendo las mismas instrucciones del juego excepto en el grito que deberá producirse justo antes de la parada trasera.