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Manual de Lanzado
Sección de Carlos
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Falsecast

Monday: Paul Arden
Tuesday: Harps
Wednesday: Bernd Ziesche
Thursday: Mr T.
Friday: Ray
Saturday: Viking Lars
Sunday: Bruce Richards

Ronan's report

Esta es la segunda parte de un artículo escrito por Aitor Coterón.

Hay un cierto número de devotos mosqueros que sostiene que el lanzado es una ocupación inútil. Dejando a un lado que a los ojos de la gente “normal” no pescadora, la pesca a mosca es también una ocupación inútil -y que sólo llegaré a saber la utilidad real del lanzado cuando alguien, en primer lugar, me explique la utilidad de la pesca- lo que me sorprende más es que algunos no lanzadores afirman que lo malo de la práctica del lanzado es que eleva los medios a la categoría de fines.

Y me sorprende enormemente porque, si aplicamos de forma general esta máxima que establece que no hay que mezclar medios con fines, el mundo de, por ejemplo, los deportes espectáculo sería, como mínimo totalmente irreconocible.
Imagina las carreras de Fórmula 1 ¿qué hacen esos tíos con un coche, un elemento usado para el transporte? Una máquina inventada para llevarte de un lugar a otro utilizada exclusivamente para devolverte una vez tras otra, vuelta tras vuelta, al lugar del que has partido, y cuanto más corres antes vuelves a casa. No es mi idea de viajar, desde luego. ¿Y qué hay de esos patrones surcando los mares en sus pequeños veleros? No llevan a bordo ninguna carga ni sueñan con alcanzar ninguna idílica isla donde perderse, muy al contrario su único objetivo es regresar a casa tan pronto como sea posible. La glorificación de los medios en detrimento de los fines.
En los pueblos que bordean el Cantábrico hay un peculiar estilo de regata. Se lleva a cabo con unos largos y estrechos botes de remos que llevan una tripulación de once tíos. Antiguamente éstas eran embarcaciones de pesca que intentaban ganarse las unas a las otras para poner su pescado los primeros en el mercado. Por supuesto, hoy en día nadie las utiliza para pescar, esta gente rema como loca sólo por el placer de hacerlo. Otra vez la glorificación de los medios.
¿Y qué decir de las carreras de maratón? ¿O del lanzamiento de jabalina? Creo que los Juegos Olímpicos lo iban a pasar mal si decidiéramos que toda actividad se justifica solamente si está encaminada a lograr su fin original.

Bueno, yo no soy aficionado a los deportes espectáculo, así que por mí no hay problema si la estricta aplicación de la sabia máxima que establece que nunca hay que confundir medios y fines causa estragos en ellos. ¡Qué coño! Ya tenemos la pesca a mosca para disfrutar! Aunque… ¡joder! El fin original de la pesca es coger peces de la forma más eficiente posible, así que ¿qué sucede cuando en unas condiciones concretas -principios de temporada, por ejemplo- el empleo de un jugoso gusano es claramente más adecuado para capturar un buen número de peces? ¿Deberíamos dejar a un lado la caña de mosca y agarrar la vara larga?

Demos gracias por nuestra capacidad de dejar a un lado los fines para ensalzar los medios. Qué mundo más aburrido sería éste sin el placer de practicar tantas cosas maravillosas e inútiles.

Aitor